Una tradición de trabajo
Don Antonino Prisco llegó de Italia con su esposa Teresa Pollio en el año 1948. Como tantas otras familias italianas, trabajaron en nuestro país primero y en nuestra ciudad después con esfuerzo y con la confianza de lograr grandes cosas en estas tierras.
El valor de su trabajo incansable se reflejó en la posibilidad de adquirir el Hotel URCA en el año 1972.
La palabra URCA aparentemente proviene del nombre que se le dio a un tipo de embarcación similar a la fragata, muy ancha en su centro, de unos 40 m de largo, que podía ser de carga o de guerra y que fue utilizada hasta el siglo XVIII. Fue la primera embarcación en sustituir los modelos dedicados al transporte de mercancías de la Edad Media y tenía similitudes con los barcos vikingos.
No es una palabra italiana, pero la familia Prisco decidió mantenerlo respetando la tradición del nombre que la familia Marcaida había dado a su hotel, el Urca original, ubicado en la esquina de 3 de febrero y San Luis (hoy parte del hotel 13 de Julio), un edificio que aún podemos ver. Al construir el nuevo hotel sobre la propiedad ubicada en la esquina de 25 de Mayo y La Rioja se mantuvo el mismo nombre.

Desde el inicio del trabajo en la empresa familiar, Doña Teresa fue el alma de la sección gastronómica y Don Antonino fue el alma de las RRHH del hotel. También llevó adelante la gestión administrativa ayudado por su hijo Antonio. Nuestros viejos clientes siempre lo recuerdan atendiendo incansablemente la recepción y ayudando con su sabiduría a todo el que necesitara asistencia durante su estadía en la casa de la familia.
La cocina de Teresa marcó siempre la impronta de las especialidades gastronómicas. ¡Quién no recuerda sus deliciosos sorrentinos cuya creación discutimos con otros viejos cocineros de Mar del Plata!… sus ñoquis, las espectaculares lasagnas, el minestrón, las berenjenas a la napolitana… y tantas otras delicias de la cocina típica sorrentina y de la Campania italiana.
La primera generación de nuestra familia URCA ya no está con nosotros, pero sus hijos y nietos han seguido con la tradición familiar continuando con la tarea durante cada temporada estival.
La calidez y atención de siempre y los recuerdos compartidos con nuestros clientes y amigos que van eligiéndonos ya en sus cuartas generaciones garantizan su decisión de visitar nuestro hotel.